Cuando la diabetes en la familia inspira el emprendimiento

Publicado el 23 de enero de 2018

De toda experiencia se puede sacar un aprendizaje y bien lo saben algunos padres e hijos que, inspirados en sus seres queridos con diabetes, decidieron ser creativos y hacer un aporte para mejorar la calidad de vida de quienes más aman.

Enterarnos de que uno de nuestros familiares ha sido diagnosticado con diabetes no es simple para nadie, pero con el tiempo ese momento tan crucial puede ser el inicio de algo grande. Así fue al menos para los cuatro emprendedores chilenos que, a través de sus historias, nos mostrarán un “lado B” de esta enfermedad. Todo ellos, inspirados por sus seres queridos con diabetes, tuvieron la iniciativa de crear algunos productos que contribuyeran al bienestar de quienes dependen de la insulina.

Según el “Reporte Nacional de Chile 2016”, casi un cuarto de la población adulta declara estar iniciando alguna actividad emprendedora y un 8% manifiesta encontrarse en alguna actividad ya establecida. De los emprendedores iniciales, tres cuartas partes manifestó que su motivación para emprender fue una oportunidad de negocio y el 22,7% señala haberlo hecho por necesidad. Otro dato interesante que arroja este sondeo anual, es que cerca de la mitad de quienes comienzan a emprender, consideran que su negocio ofrece productos o servicios novedosos para sus clientes.

Pandabetic: Una aplicación para pequeños luchadores

El 25 de agosto de 2015 es una fecha que quedará para siempre marcada en la memoria de Iván Moyano: su pequeña hija Daniela (actualmente de 8 años) había sido diagnosticada con Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1).

Con el paso del tiempo adquirió conocimientos sobre esta condición y comenzó una búsqueda en Google Play y App Store de juegos para que ella aprendiera lúdicamente los conceptos básicos de la DM1. Al no encontrar nada, y aprovechando sus conocimientos como informático creó “Pandabetic”. El juego consta de nueve niveles “donde un oso Panda va corriendo por el bosque y debe sortear algunas dificultades en el camino y controlar sus glicemias”.

Daniela estuvo presente en su creación, dando opiniones y la calidad del juego. “Entiendo que la diabetes afecta a muchos niños, por lo tanto, el objetivo es entretener un poco a todos estos pequeños luchadores, y tal vez ellos se vean reflejados en este panda que va feliz por el bosque sorteando obstáculos, pero que finalmente cumple sus objetivos”, señala.

Tras la buena recepción de “Pandabetic”, premiado en Italia por DeeBee, Iván trabajará en una versión 2.0 donde haya más niveles, más conceptos y más consejos para los niños. Pensando en el futuro, Daniela comenta que le gustaría que su padre creara “una app en la que uno ponga su huella digital en el monitor para saber cuánto tiene de glicemia”.

Safeet: Monitoreo para los cuidados del pie

Julio Espinoza ya era grande cuando comenzó a ver las consecuencias de la diabetes tipo 2 de su padre: “fue perdiendo la sensibilidad de los pies, tenía menos irrigación sanguínea y empezó a tener problemas a la vista”. Producto de una herida mal cuidada, le terminaron por amputar un dedo, y como ingeniero informático, a Julio le costó asimilar que en pleno siglo XXI no hubiera tecnologías para cuidar el pie diabético.

Luego de este episodio, el fisiatra le recomendó una plantilla y un zapato a medida con espuma especial. En ese contexto, Julio llegó a un desafío de INACAP llamado “El internet de las cosas”, donde con su compañero Nicolás Valdivia crearon la plantilla de monitoreo “Safeet”. Cuando ganaron el concurso, llamó a su papá: “Cuando le conté que estaba inspirado en él, se emocionó bastante porque le dediqué mucho tiempo, nos demoramos alrededor de 8 meses de trabajo y en venir a los talleres de Santiago, porque yo era de Curicó”, recuerda.

Llegaron a presentar en Silicon Valley este invento que incluía sensores de prensión, de temperatura y de humedad, información que se enviaba al celular a través de bluetooth. “También veía cómo estaba pisando y el ángulo en que pisaba, porque tenía giroscopio. Podía ver cuántos pasos estaba dando al día, se encendía la alarma de sedentarismo si caminaba menos de 500”, cuenta respecto a la experiencia con su papá.

Tras el viaje a Estados Unidos, comenzaron los problemas para poder desarrollarlo, y continuar el testeo: “era demasiado caro, entonces nos fuimos quedando por un tema monetario”. Junto a su compañero hicieron un par de prototipos y pruebas, pero debido a que sus otros trabajos eran de jornada completa, no pudieron continuar dedicándole tiempo ni recursos. Su papá fue fiel usuario de la plantilla, y Julio continuará aplicando sus conocimientos en el área de la diabetes, esperando que más inversores apuesten por la innovación.

Grana: Cereales a la orden del día

Macarena Vicuña no olvida el debut de su hijo Santiago (11 años, 8 con DM1), el primero de toda su familia y de su círculo cercano en tener diabetes. “Todo lo que sabía de diabetes es que no se puede comer azúcar”. No satisfecha con esto, empezó a aprender de rotulado de alimentos y a cómo leer los ingredientes. Cuando se dio cuenta que el mercado no respondía a los requerimientos saludables para el “Santi”, tomó cartas en el asunto, lo que derivó en la creación de la línea de cereales “Grana”.

Por las mañanas Macarena solía alimentar a sus hijos con los cereales del mercado que creía que eran más saludables, pero cuando comenzó a leer sobre rotulado se dio cuenta de que lo que ella creía sano, en realidad no era tal. “En los cuadritos de avena, cuando lees los ingredientes te das cuenta que le echan harina, entonces la diferencia entre darle cereal o pan no es mucha”, advierte. De pronto llegó a sus manos un estudio de las propiedades de las semillas de zapallo que decía que incluso podían mejorar la función pancreática. Sabía que no eran un remedio para la diabetes, pero podían ayudar.

“Recorrí Chile buscando distintas semillas y armándome un pack”, recuerda. Pensando en la dieta de los niños y en la necesidad de versatilidad y buen sabor, la lógica de creación partía de una premisa tan práctica como efectiva: “Como eran tantas semillas con beneficios distintos, yo con tres niños chicos no iba a estar preocupada de que a la ensalada le echaran sésamos, que le hicieran el batido de linaza a media tarde, de que al desayuno le echaran chía. Por eso fue que hice una mezcla balanceada que se consumiera a diario”, señala. 

Aunque “Grana” sólo se encuentra en el mercado chileno, ya está en conversaciones para ser exportado a Estados Unidos. “El mercado es difícil y más cuando intentas salir de lo artesanal y empezar a entrar al retail o al mercado más formal. Pero hay nichos y la alimentación está cada vez más en boga”, reflexiona. Otra de las novedades será sacar un nuevo producto a base de berries, el cual ya pasó por el filtro de su hijo: “Me gusta más el Grana Berries, que es el que está por salir al mercado, y me gustaría mucho que mi mamá sacara sus barritas de Grana que nos hace de colación”, cuenta.

Vivero Salud: La conexión con lo natural

Para Lindsay no fue fácil enterarse del diagnóstico de su papá, Ricardo Zúñiga (65 años, 15 con DM2), aún vivía con él y en aquellos tiempos había mucha menos información al respecto. “No sabía cómo lo tenía que alimentar, porque tuvo que cambiar toda su alimentación”, recuerda. Algunos años más tarde, con su marido iniciaron el “Vivero Salud”, donde la stevia se transformó en el producto estrella que ha revitalizado de alegría a su padre.

El marido de Lindsay comenzó con la investigación sobre la stevia, la cual no sólo servía para endulzar los postres, sino que también podía comerse en preparaciones gourmet. Su padre, que estuvo viviendo por un tiempo en Argentina, país vecino de Paraguay donde es originaria la planta, comenzó a darles datos acerca de cómo se consumía por esas zonas.

Cuando Lindsay y su marido comenzaron a plantar la stevia en su Vivero Salud, todavía no era popular, tanto así que en el programa Tierra Adentro los entrevistaron por ser el primer vivero con esta planta. Actualmente, además de vender la planta en forma natural, también venden stevia en polvo y hojas deshidratadas, y han comenzado a elaborar jabones “que ayudan mucho a los diabéticos porque se les parten los pies, yo lo veo con mi papá”, cuenta.

Dulzor de Balta: El sabor de casa en cada tajada

Para Sandra González el diagnóstico de su hijo Baltazar (12 años, 3 con DM1) fue mucho menos impactante al provenir de una familia de diabéticos: su tío abuelo y su padre tienen DM1, y su abuelo DM2. “Yo siempre supe que lo más probable es que mi hijo tuviera diabetes; no era como algo al azar”, cuenta. Como su círculo sabía de diabetes, no tardó en consultar sus síntomas con la abuela de Baltazar, y una vez en urgencias confirmaron su sospecha. Una historia que no tiene amargura, y cuyo dulzor comparte en cada tajada de Kuchen que vende en su emprendimiento de pastelería “Dulzor de Balta”.

De manera natural Baltazar comenzó a mostrar interés en la preparación de repostería sin azúcar, siendo la receta de cheescake la primera que aprendió. Sandra necesitaba tener otras fuentes de ingreso, y por consejo de sus amigos que la animaron a emprender, comenzó a poner a la venta sus delicias sin azúcar. Lleva algunos meses con el emprendimiento, y sus productos más demandados son el kuchen de manzana, la tarta de avena, el cheescake sin azúcar y la torta de yogurt. Baltazar no sólo la ayuda a preparar estas delicias, sino que también ayudó con la elección del logo y es rostro en la difusión de los productos por redes sociales.

Si bien en el “Dulzor de Balta” realizan recetas conocidas, tienen ingredientes y un modo de prepararlas que es único, y que se ha traspasado por generaciones como herencia de la familia, hasta ser adaptado para una dieta sin azúcar. Sus clientes son principalmente familiares de personas con diabetes, quienes le suelen decir “no me di cuenta que estaba comiendo algo sin azúcar”, sostiene Sandra. Su idea para el futuro es llegar a la mayor cantidad de personas, poder armar un lugar donde ir a tomar once saludable en familia y así generar un cambio en el paradigma de alimentación. 

Por Scarlett Olave, Periodista FDJ

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